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ENTRE LINEAS

Todo es lo que parece y nada es lo que es (I)

Todo es lo que parece y nada es lo que es (I) La oscuridad servía de cobijo a aquél hombre que, a medio vestir, temía ser advertido por las personas que merodeaban cerca de él. A unos cincuenta metros de dónde se encontraba se situaba la verja que le separaba de la ansiada libertad. Podía verla, ahí, al alcance de su mano y de la velocidad que imprimiese a sus pies. Acechante a cualquier descuido de los que por allí se encontraban y que le permitiese emprender su carrera, su corazón, latía fuerte a medida que adivinaba que el momento se acercaba...


"Poum, poum, poum, poum" notaba los latigazos de las sístoles y las diástoles en sus sienes...


"Poumpoum, poumpoum, poumpom" el momento estaba próximo... sus músculos se tensaron... sus piernas flexionaron, dispuestas para iniciar su particular esprin hacía la cerca...


"Poumpoumpoum ... ¡¡¡ ahoraaaaaaaaa !!!", se alentó mentalmente saliendo de su escondite con la mirada fija en aquél obstáculo que le separaba del otro lado dónde se encontraba su libertad... Un pequeño brinco… "¡¡¡ arfarfarfarfarf !!!" ... cinco metros ... la tenía allí, casi podía tocarla con los dedos… “uuummmmuuuummmmm” se encaramó a la valla de un salto ágil y preciso lo que le permitió que en menos de dos segundos se encontrase al otro lado…


“¡Cariño!”, dijo una voz varonil dentro de la casa de donde había salido, segundos antes, aquél hombre en angustiosa carrera, “¡Te has dejado la puerta del armario abierta y casi me doy un trompazo!”


“¡Perdona amor!” era una voz femenina la que se oía ahora “Estuve haciendo el cambio de ropa de verano a invierno y debo haberme olvidado cerrarla”… Dijo aquella mujer pensando en lo afortunada que era porque su marido casi se hubiese dado de bruces con la puerta del armario de la habitación de matrimonio y no con su amante con el que había estado retozando apenas quince minutos antes.


“¡Pero si estamos en agosto cielo!”, replicó su marido mientras mirando por la ventana de la habitación se fijaba en un hombre que, a medio vestir, andaba por la calle con paso acelerado y cara de sofoco. “¡¡Es él!!” pensó. “¡¡ ¿Pero, pero qué hace tan cerca de casa?!! ¡¡Por Dios que no lo vea mi mujer, que me mata!!”


Mientras, en la calle, al otro lado, aquél hombre iba recuperando el resuello a medida que se alejaba de la casa. Sin atreverse a volver la vista hacia ella, ajeno a la conversación de aquella pareja aunque sintiéndose protagonista, pensaba en lo harto que estaba de participar en el juego del amante pillado in fraganti. “Un día de estos me va a saltar el corazón del pecho y uno ya no está para ir saltando verjas por el mundo, así que hay que oficializar las infidelidades” para concluir “La próxima vez les propongo un trío”. Si, pero entonces, no será tan divertido y a buen seguro que habrá que ir a un gimnasio … para hacer más ejercicio.

6 comentarios

Para María buscando sus recovecos cerebrales -

Si, el matrimonio, tenía y tiene el mismo amante y ambos son ignorantes de esta circunstancia. A ella le he puesto el nombre de España y a él, el de Marruecos... Tal vez así se entienda que, el que siempre tiene que andar corriendo de un lado para otro por la hipocresia de ese matrimonio, sea el sufrido amante. Un beso que te aclare u obnibule los sentimientos.

María -

Lo leí el otro día, pero no "entraba" el comentario...
Me confunde un poco ésto...
El matrimonio tenía el mismo amante, y el hombre y la mujer no lo sabían o era una puesta en escena un "jueguito" con el señor que escapaba ?
No tengo idea si soy clara o no... últimamente, mi cerebro está más cuadrado que de costumbre...
Otro besote !

Para Meditaciones partiéndose de risa -

Cualquier cosa que pudiera contestar a tu comentario parecería una justificación por mi parte. Ni tengo porqué, ni quiero hacerlo. Unicamente te diré que si, que la foto es de una persona (me da igual que sea africana, europea, asiática, americana, oceánica, blanca, negra, roja o pintada) saltando la valla, cerca o muro, concretamente de Melilla. La interpretación del texto es, como todo lo que se escribe en estas páginas, libre y, por supuesto, bienvenido. Como tus comentarios que, por otra parte, son de los que enriquecen este lugar. Un saludo.

P.S. Por supuesto te agradeceré aceptes mis disculpas por herir tu sensibilidad con este escrito y también con el siguiente del día 12 de octubre... por si no ves los nueve delfines. ;-)

Para cielodescubierto y sus mentiras piadosas -

Los muros hay que derribarlos, incluso los de admiración... Un beso, con mucho, mucho cariño.

Meditaciones -

Me parece gracioso que el texto dé lugar a confusión. Me parece hasta divertido que nos hagas pensar en un principio, que la historia tiene como protagonista a un pobre africano (vete a saber de qué país). Lo que no me parece tan gracioso es que para ilustrar este post uses una foto de un pobre hombre que quizá perdió su vida en un intento de libertad. Si quieres te puedo conseguir alguna más acorde con tu historia, eso sí, tendrás que colaborar. ;-)

P.S. ¿Por qué siempre son los hombres los que “saltan” las vallas de las amantes? Voy a dar dos opciones:
1ª.- Las mujeres somos el sexo débil y no podemos saltar grandes alturas.
2ª.- Nuestros amantes son cobardes y no se atreven a “invitarnos” a la casa marital…

Saludos saltarines.

cielodescubierto -

Y dígame, mi querido interlineado, ... ¿salta usted muchas vallas de libertad?... ( la reminiscencia del gimnasio no será un hecho, eh?...jajaja) :P

Qué complicados se hacen los tríos, los dobles y demás combinaciones numéricas cuando uno se bate en el dilema de "engañar" sin mentir en exceso... ¿ No sería más fácil saltar los muros que se plantean siendo sinceros ante todo con el corazón de uno mismo?. Muy metafísica me estoy poniendo hoy... mejor lo dejo. :P

Un beso, matizado, con todos sus signos de puntuación y uno más, al final de linea, de admiración. ;)